El transporte público es la solución principal a los problemas de la mala calidad del aire en nuestras ciudades.
Para la Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos, Atuc Movilidad Sostenible, “una movilidad de bajo impacto carbónico en las ciudades requiere un enfoque integral que debe basarse en una combinación de cambios políticos, tecnológicos y de comportamiento”. Por ello, la solución al problema de la contaminación pasa irremediablemente por la potenciación del transporte colectivo a nivel urbano y metropolitano.
Según afirma la patronal, el transporte público produce en sí mismo “una sustancial reducción de la contaminación por su capacidad única de eliminar con su uso tráfico privado”. Además, los responsables de la asociación echan en falta que en el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética no se le dé más importancia a la verdadera movilidad sostenible y específicamente al papel de los servicios de transporte colectivo como solución central a los problemas de la mala calidad del aire en nuestras ciudades.
En opinión de Atuc Movilidad Sostenible, “cualquier medida en el ámbito urbano y metropolitano debe de considerar las necesidades de movilidad de los ciudadanos desde un principio y en todo momento”. En esa línea, todos los estamentos de las administraciones deben implicarse y liderar el profundo cambio en los hábitos de movilidad, actuando como facilitadores y posibilitando las inversiones requeridas.
Además, deben potenciarse medidas para aumentar la velocidad y fiabilidad de los modos colectivos, con el fin de que se conviertan en una verdadera alternativa a las soluciones actuales. Como complemento a esto, “han de aplicarse medidas que incentiven la retirada de vehículos particulares en circulación en ciudades y zonas metropolitanas”, señala un comunicado.
La asociación subraya también que “todos estos cambios son imposibles de llevar a cabo sin una importante inversión, siendo conveniente la identificación de aquellas fuentes de fondos que ayuden a financiar esta difícil transición. Nuestro país es el único de nuestro entorno que aún carece de una ley de financiación del transporte urbano colectivo, que le dé previsibilidad y asigne responsabilidades para la sostenibilidad económica del sistema”.
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