Un autobús del servicio municipal Naviluz.
Unos 150 conductores de autocares discrecionales ataviados con chalecos amarillos han protestado por la “discriminación que sufren” por parte del Ayuntamiento de Madrid, cortando la Gran Vía y llegando hasta las puertas del consistorio, donde han leído un manifiesto, según informa la agencia Europa Press. La movilización perseguía denunciar el trato desigual que presta el consistorio a los servicios de gestión municipal y a los operadores privados.
La asociación Direbus y la Alianza Empresarial por un Transporte Turístico de Calidad (Aettc) han reclamado a la alcaldesa, Manuela Carmena, la “apertura total de la calzada” a sus vehículos de transporte discrecional, “que estén o vayan a efectuar cualquier servicio turístico o regular de uso especial a través la Gran Vía de Madrid”. También han pedido la “supresión inmediata de las prácticas de restricción del mercado”. En este sentido, han criticado la “competencia” que desde el propio Ayuntamiento se realiza contra su labor con el servicio Naviluz y la línea exprés al aeropuerto de Barajas.
En la rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno, la portavoz del Ejecutivo municipal, Rita Maestre, se ha referido a la manifestación defendiendo que cualquier protesta es legítima. Sin embargo, ha declarado que los manifestantes “creen que la línea exprés debería dejar de ser pública para que este colectivo pueda lucrarse”.
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